La bandeja de los afeites
Nunca habíamos sido tan frágiles, desnudos y mondados. Los cabellos cayeron como las hebras de un disfraz que la clausura convirtió en harapos. No quedó más remedio que quedar en piel limpia. Nunca antes había sido tan evidente que el amenazado ritmo de la respiración sostiene un universo deleznable.
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- Miércoles 29 Abril 2020
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