La cama, donde converso horas y horas con mi esposo, donde nos amamos cada rincón del cuerpo, donde tengo sueños hermosos y pesadillas, la cama que nunca tiendo, mi madre diría, "por Dios Lilibeth que desorden".
La cama, donde converso horas y horas con mi esposo, donde nos amamos cada rincón del cuerpo, donde tengo sueños hermosos y pesadillas, la cama que nunca tiendo, mi madre diría, "por Dios Lilibeth que desorden".