Hay cosas que resisten el paso del tiempo, mientras que otras no pueden ocultar la evidencia de que han sido utilizadas demasiado y con frecuencia. A menudo tenemos la mala costumbre de percibir lo viejo y gastado como algo inútil que se debe descartar. Pero hay ciertos objetos que se vuelven más valiosos con el uso. Sin mencionar el hecho de que lo que es antiguo usualmente tiene una historia interesante que contar.
Una casa vacía cobra sentido cuando una familia decide apropiarse de ella a través de objetos comunes que van acompañados de una historia particular y que por sur carga emocional, se convierten en reliquias familiares que pasan de generación en generación preservando la herencia y memoria familiar.
Este proyecto fotográfico reflexiona sobre la relación que ha tenido mi familia con determinados objetos que aún se conservan y se guardan como objetos preciados, por ejemplo, el Cristo de la pared perteneciente a mi abuela que fue un obsequio el día de su boda y que de ahí nace su pasión por la canción que lleva el mismo nombre “El Cristo de la pared”, la sobrecama de mi abuela por la que varios nietos hemos pasado, así como los trofeos de fútbol obtenidos por varios de mis tíos dispuestos en la sala de la casa como símbolo de triunfo y pasión familiar por el fútbol.
Los objetos, recuerdos y artículos pueden construir puentes de unión generacional de una manera tangible y accesible que harán que los recuerdos sean más reales para las nuevas generaciones contando la historia de la vida familiar.
Este proyecto se presenta en dos niveles temporales, el primero expone fotografías de archivo donde se aprecia la reliquia familiar, y el segundo revela el objeto en su estado actual, permitiendo así identificarnos con aquellas situaciones, espacios y objetos que nos resultan cercanos y comunes pero que pasan desapercibidos en el ambiente familiar.
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- Martes 29 Agosto 2023
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